Sabemos que es necesario orar. Ahora, ¿Cómo orar? El creyente es una integridad de lo carnal y lo espiritual. Cuando más ora uno, se estará acercando más su espíritu al Espíritu Santo de Dios y de esta manera tendrá más intima comunión con él.
No existe una única postura física para la oración. Podemos orar en espíritu, con la mente, en nuestro cuarto con las puertas cerradas, pero también lo podemos hacer en la congregación, en familia y en grupos de amigos.
Podemos orar de rodillas, parados, caminando o acostados. Pero, una forma no invalida a la otra. El hecho de que una persona puede orar parado no quiere decir que la oración de rodillas no se debe hacer o que es una hipocresía. La hipocresía no está en una posición sino en una indisposición del corazón.
Sin embargo, debemos reconocer que doblar las rodillas nos dispone a una relación donde nos humillamos frente al Señor y predispone nuestro corazón a tener una relación más íntima con Dios.