Qué se necesita para que puedan funcionar los Círculos Bíblicos

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Todos los participantes deben vivir la vida con seriedad y tener una gran buena voluntad.

La Técnica del funcionamiento de los círculos bíblicos consiste que no tiene técnica alguna. No es necesario hacer previamente un largo entrenamiento. No requieren mucho conocimiento ni estudio. Basta seguir cuatro condiciones.

La primera condición para que un círculo bíblico pueda funcionar es que dentro del grupo que se reúne debe haber al menos uno que sepa leer y entender aquello que está escrito en la biblia.

La segunda condición, que no puede faltar y sin la cual el Círculo Bíblico no puede funcionar es que todos los participantes deben vivir la vida con seriedad y tener una gran buena voluntad.

La tercera condición es que cada uno debe formar parte en el Círculo Bíblico teniendo bien firme la convicción de que tiene y sabe cosas que el otro no sabe, ni conoce. Esas cosas yo las puedo enseñar a los demás.

La cuarta condición es que debe haber un animador que prepara, orienta y conduce la reunión. Una embarcación sin piloto choca contra las rocas del río y fracasa.

Los círculos bíblicos son realizados en pequeños grupos y tienen como objetivo facilitar el diálogo creativo y transformador entre la Palabra y las personas y comunidades, confrontando lo que la Biblia nos dice y lo que cada persona vive en el día a día. Se busca idealmente, pero no necesariamente, que estos encuentros se lleven a cabo en las casas de las familias que no participan asiduamente de la vida de la iglesia, buscando de esta forma que sean un instrumento misionero de evangelización y hagan realidad esa Iglesia que sale, que va al encuentro de las personas y que quiere comunicar la alegría que nace de la Palabra.

La estructura de cada uno de los encuentros comienza con la acogida de quien coordina el círculo bíblico y de quien recibe a los que han venido a visitarle y proponer una reflexión sobre la propia vida a partir de aquello que Dios nos comunica a través de su Palabra.

Un buen comienzo es leer un pasaje bíblico, por ejemplo del Evangelio de Juan, e intentar entenderlo, para después, a partir de una situación concreta actual, descubrir cómo esa Palabra también quiere iluminar la realidad en que cada uno vive hoy.

Lo más importante de todo esto es que debemos descubrir la necesidad de un cambio de mentalidad que haga que las personas puedan descubrir la necesidad de caminar con Dios en su vida del día a día. 

Tradicionalmente la Biblia fue distanciada de las manos del pueblo y la Iglesia era identificada con el templo, al que todo mundo tenía la obligación de acudir. Llevar la Biblia y la Iglesia a la gente y a los lugares donde cada uno vive su día a día no resulta fácil. A partir de la Palabra uno puede ir descubriendo que vivir la fe en la familia y en la comunidad es una cosa que vale la pena, no como obligación pero sí como elemento que nos enriquece y nos ayuda a ser cada día más felices. 

En la medida en que continuemos instalados en nuestros templos, pues siempre encontraremos un motivo para no dejar entrar a unos o a otros, pensando que la Biblia es cosa sólo de estudiados y entendidos, lo único que vamos a conseguir es irnos reduciendo poco a poco en número y forma de entender a ese Dios que en Jesucristo nos envía a anunciarle en todos los rincones.

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