Líderes de ministerio de jóvenes, no sobreponer propósitos personales a los propósitos de Dios

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A muchos obreros de jóvenes les gusta ser innovadores en su mi­nisterio, ser llamativos y diferentes, atraer la mayor cantidad jóvenes y llevarlos a un alto nivel de influencia en la sociedad. pero  ningún propósito que pudiéramos crear por nuestra cuenta sería más completo, pleno y Perfecto que los que Dios ha creado para nosotros. 

Nuestros programas pueden ser innovadores, flexibles y negociables, incluso pueden alcanzar la cima del éxito en el mundo y recibir elogios por sus singulares logros, pero la evangelización, la adoración, la co­munión, el discipulado y el servicio no son negociables. Los programas y estilos pueden reflejar la personalidad y creativi­dad de los líderes, pero los propósitos de Dios reflejan su plan y amor para su iglesia.

Una iglesia movida con propósito se edifica alrededor de los cin­co propósitos que se encuentran en dos grandes pasajes bíblicos, el Gran Mandamiento y la Gran Comisión. Mientras los cinco propósitos se describen en varios versículos del Nuevo Testamento, estos dos pasajes que relatan las palabras de Jesús, resumen todos los otros: 

Mateo 22:37-40 El Mandamiento.

Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Éste es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.

Y Mateo 28:19-20 La Comisión.

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.

Los cinco propósitos se encuentran en estos dos pasajes:

  • 1. Adoración: «Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón».
  • 2. Ministerio: «Ama a tu prójimo como a ti mismo».
  • 3. Evangelización: «Vayan y hagan discípulos».
  • 4. Comunión: «Bautizándolos».
  • 5. Discipulado: «Enseñándoles a obedecer».

Aunque el ministerio de jóvenes forma parte de la iglesia actual, no hay ningún modelo bíblico para dicho ministerio. Sin embargo, los principios bíblicos pueden y deben ser el modelo para todos los ministerios de la iglesia local, incluido el ministerio de jóvenes. 

Lamentablemente, hay muchos ministerios de jóvenes que no se fundamentan en los principios bíblicos, sino en tendencias y en una superficial cultura de los jóvenes. Por esta razón, muchos se preguntan: “¿Es el ministerio de jóvenes algo que Dios quiere para la iglesia?”.

Si la iglesia quiere seguir el ejemplo de las tendencias, la popularidad y la superficialidad de la cultura juvenil, la respuesta es un rotundo no. No obstante, el ministerio juvenil, en su esencia, debe ser evaluado con la misma base bíblica que cualquier otro ministerio de la iglesia local.

Dios ya nos ha dado todo lo que tiene que ver con la vida y la santidad, incluyendo los principios y modelos de ministerio que se encuentran en las Escrituras. Si nuestro objetivo no es hacer “crecer” un grupo de jóvenes, sino que los conceptos y convicciones de la iglesia del siglo I se vean reflejados en el contexto de los adolescentes de este siglo, entonces las Escrituras sí contienen principios sólidos para el ministerio de jóvenes dentro de la iglesia.

Es decir, el propósito de un ministerio de jóvenes no es hacer vivir a los grupos en el siglo I, sino en contextualizar los principios y valores de ese siglo en nuestra sociedad actual.

El objetivo de todo ministerio es hacer discípulos de Cristo (no nuestros discípulos). El ministerio enfocado a los jóvenes debe tener un propósito, ser activo, comprometido y espiritual. Para que sea bíblico, debe seguir el modelo de 2 Timoteo 3:16-17, es decir, que los jóvenes sean instruidos en el carácter, en la doctrina y preparados para toda buena obra, a fin de que realicen un ministerio eficaz. 

Los líderes (es decir, los adultos, los mentores, los pastores, los líderes de los jóvenes) están allí para modelar, orientar y equipar a estos jóvenes en el carácter como el de Cristo, la sana doctrina y los métodos eficaces para alcanzar a los jóvenes del mundo y para hacer  discípulos de Cristo (Mateo 28:18-20). 

Esto claramente es el modelo de ministerio del mismo Jesús. Según muchos estudiosos y expertos en la vida de Cristo, cerca de la mitad de sus discípulos originales eran adolescentes cuando comenzó Su ministerio de discipulado con ellos. Este fue el primer “grupo de jóvenes”.

El apóstol Pablo nos muestra una buena idea de este tipo de ministerio de guía eficaz en 2 Timoteo 2:2, cuando le dice a Timoteo: “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros”. Esta sería una aplicación para los que están en el ministerio de los estudiantes hoy en día. 

Los creyentes maduros son llamados a capacitar a los jóvenes con la sana doctrina que produzca el resultado de una vida sana. Ahora llevemos todo esto al contexto del ministerio para los jóvenes de la actualidad. El objetivo es hacer discípulos y ver el poder de Dios revelado en y a través de las vidas de los jóvenes. 

Los adolescentes están en un momento de sus vidas en el que necesitan conocer la verdad de Dios, cómo vivir una vida que le agrade, y cuál es la misión a la que Él les ha llamado. Mientras nuestra motivación y mensaje sean iguales a los de Cristo, entonces nuestros ministerios de jóvenes no son solamente bíblicos, sino necesarios.

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