Comienza la Espera del Nuevo Pastor: El Cónclave Iniciará el 7 de Mayo

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Cardenales en procesión rumbo a la Capilla Sixtina en el Cónclave celebrado en 2005 para elegir al Papa Benedicto XVI.

Nacer de Nuevo | Ciudad del Vaticano

La Iglesia universal se prepara para uno de los momentos más solemnes y esperados: el inicio del Cónclave para elegir al 267º Sucesor de San Pedro. Este lunes 28 de abril, durante la V Congregación General, los más de 180 cardenales reunidos en el Aula Nueva del Sínodo decidieron que el Cónclave comenzará el miércoles 7 de mayo en la Capilla Sixtina.

Este periodo de oración y discernimiento, reservado exclusivamente para los cardenales electores, se desarrolla después de la conclusión de las Misas de sufragio por el eterno descanso del Papa Francisco, a quien encomendamos en nuestras oraciones con profunda gratitud y fe.

Un Tiempo de Oración y Esperanza

Siguiendo las normas establecidas en la constitución apostólica Universi Dominici Gregis, promulgada por San Juan Pablo II y actualizada por Benedicto XVI, el inicio del Cónclave debe suceder entre el decimoquinto y el vigésimo día tras la muerte del Papa. 

Durante este tiempo, conocido como los Novendiali, se ofrecen Misas en sufragio por el Pontífice difunto y se realizan encuentros de los cardenales para reflexionar sobre la situación de la Iglesia y los retos futuros.

En este espíritu de comunión, se han desarrollado múltiples intervenciones sobre las necesidades actuales del Pueblo de Dios y las cualidades que el nuevo Papa deberá encarnar. Confiamos en que, por medio de la oración y la acción del Espíritu Santo, los cardenales serán iluminados para elegir al pastor que Cristo desea para su Iglesia.

El Ritual del Cónclave

La mañana del 7 de mayo, los cardenales concelebrarán la solemne Misa Pro Eligendo Pontifice, pidiendo a Dios la asistencia de su Espíritu en esta elección fundamental. Por la tarde, se trasladarán en procesión a la Capilla Sixtina, donde, tras entonar el himno Veni, Creator Spiritus, jurarán guardar secreto absoluto y cumplir fielmente con su sagrado deber.

Dentro de la Capilla, acondicionada para la ocasión, se sucederán los escrutinios: dos en la mañana y dos en la tarde cada día. Para que la elección sea válida, se requiere una mayoría cualificada de dos tercios. En caso de no lograrse después de 33 o 34 votaciones, se procederá a una votación definitiva entre los dos cardenales con más votos, manteniéndose siempre la exigencia de los dos tercios.

Cuando finalmente uno de los cardenales alcance la mayoría necesaria, se le preguntará si acepta su elección y qué nombre pontificio desea tomar. Entonces, las papeletas se quemarán, produciendo el esperado humo blanco que anunciará al mundo la elección del nuevo Papa.

Un Momento de Gracia para Toda la Iglesia

Después de su elección, el nuevo Pontífice pasará a la llamada “Sala de las Lágrimas”, donde se revestirá por primera vez con los ornamentos papales. Luego, acompañado de la cruz procesional, se presentará en el balcón de la Basílica de San Pedro para impartir la solemne bendición Urbi et Orbi.

La elección de un nuevo Papa no es un simple procedimiento humano. Es un acto profundamente espiritual, en el que toda la Iglesia, unida en oración, invoca la gracia del Espíritu Santo. 

No corresponde a nosotros anticipar nombres o perfiles: confiamos plenamente en que el Señor guiará este proceso, como lo ha hecho a lo largo de los siglos, eligiendo al pastor que su Iglesia necesita en este momento de la historia.

Hoy más que nunca, unámonos en oración ferviente, pidiendo humildemente al Espíritu Santo que ilumine a los cardenales y nos conceda un Papa según el corazón de Cristo, capaz de confirmar a sus hermanos en la fe, guiar a la Iglesia en la verdad y tender puentes de amor en un mundo que tanto necesita esperanza.

¡Ven, Espíritu Santo! Llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.

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