León XIV: Un papa que llama al amor, la unidad y la justicia desde su primera misa

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En una Plaza de San Pedro llena de fieles, banderas y esperanza, el Papa León XIV celebró este 18 de mayo la Misa inaugural de su pontificado. Fue un momento profundamente emotivo y cargado de simbolismo, en el que el nuevo Santo Padre no solo recibió los signos de su ministerio, sino que también mostró con palabras y gestos el tipo de pastor que desea ser: uno cercano, humilde y profundamente comprometido con la unidad y los más necesitados.

Desde su llegada en el papamóvil, mientras bendecía a la multitud y detenía su recorrido para besar a un niño, quedó claro que este papa quiere caminar junto al pueblo. En medio de los vítores de “¡Viva el Papa!”, León XIV se presentó no como un jefe, sino como “un hermano que quiere hacerse siervo de su fe y de su alegría”.

“Esta es la hora del amor”

Durante la homilía, el Papa pronunció palabras que marcaron el corazón de los presentes y que parecen señalar el rumbo de su pontificado. Aquí algunos de los mensajes más fuertes y esperanzadores que nos dejó:

  • “Fui elegido sin tener ningún mérito y, con temor y temblor, vengo a ustedes como un hermano que quiere hacerse siervo… caminando con ustedes por el camino del amor de Dios”.
  • “El verdadero poder de la Iglesia es el amor de Cristo. No se trata de someter ni de hacer propaganda religiosa, sino de amar como Jesús lo hizo”.
  • “Quisiera que este fuera nuestro primer gran deseo: una Iglesia unida, signo de comunión, que se convierta en fermento para un mundo reconciliado”.
  • “La unidad que buscamos no anula nuestras diferencias, sino que las abraza. La historia de cada persona y la cultura de cada pueblo tienen un valor inmenso ante los ojos de Dios”.
  • “Hermanos, hermanas: ¡esta es la hora del amor!”.

Estas palabras fueron recibidas con emoción por los más de 100,000 fieles presentes, entre los que se encontraban también líderes de más de 150 países. Asistieron mandatarios como el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, y la presidenta de Perú, Dina Boluarte, país donde el Papa León sirvió por años como misionero y obispo.

Un corazón por los pobres

Uno de los momentos más impactantes fue cuando el Papa condenó sin rodeos “un sistema económico que explota los recursos de la Tierra y margina a los más pobres”. Con firmeza, pidió que la Iglesia sea un espacio de luz, caridad y justicia. Al final de la misa, elevó una súplica por “una paz justa y duradera” en Ucrania y por los inocentes en Gaza, “niños, familias, ancianos y sobrevivientes reducidos al hambre”.

Una misa llena de símbolos

Durante la liturgia, León XIV recibió el palio, símbolo de su entrega como pastor, hecho de lana de cordero, y el Anillo del Pescador, que lo identifica como sucesor de San Pedro. Al colocárselo, se notó al Papa visiblemente emocionado, mirando con humildad su nuevo compromiso con toda la Iglesia.

Las lecturas de la misa se centraron en la figura de San Pedro y en el Evangelio de Juan, recordándonos que el Papa no es un monarca, sino un servidor llamado a guiar con amor al pueblo de Dios.

Un nuevo comienzo

Con palabras profundas y gestos sencillos, León XIV dejó claro que quiere ser un papa cercano, misionero, defensor de los pobres, constructor de unidad y sembrador de amor. Su frase “esta es la hora del amor” no es solo un lema, sino una invitación a todos los católicos del mundo: que juntos construyamos una Iglesia viva, abierta, fraterna y profundamente enraizada en el Evangelio.

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