Así se elige al Papa: el riguroso proceso del Cónclave en la Capilla Sixtina

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Ciudad del Vaticano, 6 de mayo de 2025 — El Cónclave para elegir al 267º Sucesor de Pedro sigue un meticuloso y solemne procedimiento en el corazón del Vaticano. Desde la distribución de papeletas hasta la tradicional quema que anuncia con humo blanco o negro el resultado, el proceso está regulado por la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis y se desarrolla en la Capilla Sixtina, con una liturgia rigurosamente reservada a los cardenales electores.

La papeleta y el juramento personal

Cada uno de los 133 cardenales electores recibe varias papeletas con la inscripción latina Eligo in Summum Pontificem (“Elijo como Sumo Pontífice”). Tras escribir el nombre del candidato, el cardenal se acerca al altar, sostiene la papeleta en alto y pronuncia: “Pongo por testigo a Cristo Señor, que me juzgará, de que mi voto es dado a aquel que, según Dios, creo que debe ser elegido”. Luego, deposita el papel en un recipiente colocado sobre el altar.

Organización interna y participación de los enfermos

Antes de cada votación, se sortean nueve cardenales: tres escrutadores, tres infirmarii (que recogen el voto de los enfermos) y tres auditores. Si algún cardenal está imposibilitado para acudir al altar o permanece en su habitación, su voto se recoge cuidadosamente y se incorpora al conteo general, siguiendo procedimientos que garantizan la transparencia y el secreto.

El recuento y el quórum requerido

Las papeletas se recuentan cuidadosamente. Si el número no coincide con el de votantes, se anulan todas y se repite la votación. En caso de coincidencia, los escrutadores leen en voz alta cada nombre, mientras los auditores revisan y certifican el proceso. Los votos se ensartan en un hilo como medida de seguridad y luego se queman.

Para que un cardenal sea elegido Papa se requiere una mayoría calificada: al menos dos tercios de los votos. En esta ocasión, el umbral está en 89 sufragios.

El humo que anuncia la decisión

Las papeletas se incineran en una antigua estufa de hierro fundido utilizada desde 1939. Una segunda estufa, conectada a una chimenea visible desde la Plaza de San Pedro, se utiliza para generar el humo blanco (en caso de elección) o negro (si aún no hay Papa).

Ritmo de votaciones y pausas espirituales

El Cónclave contempla cuatro votaciones diarias, dos en la mañana y dos en la tarde. Si tras tres días no se alcanza un acuerdo, se realiza una pausa para la oración y la reflexión. Este ciclo puede repetirse hasta tres veces más. Si tras todas las rondas no se alcanza el consenso, se realiza una votación final entre los dos cardenales más votados, quienes no pueden participar en ese sufragio.

Silencio y secreto

Todo el proceso se desarrolla en estricta confidencialidad. Quienes intervienen en la logística juran guardar secreto perpetuo, y ningún detalle del proceso puede ser revelado fuera del Colegio Cardenalicio.

En la espera por el nuevo Pontífice, los ojos del mundo se posan sobre la chimenea de la Capilla Sixtina, donde el humo será la señal de que la Iglesia ha vuelto a tener Pastor.

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