¿Cómo acercarse a Dios cuando has vivido tanto tiempo lejos de Él?

0
48

Quizá, al mirar atrás, sientes que has pasado la mayor parte de tu vida lejos de Dios. Tal vez por indiferencia, tal vez por heridas que no sanaron, por decepciones, por dudas, por errores. Y, sin embargo, en lo profundo del corazón, una llama no se apaga: ahí sigue el deseo de volver, de reencontrarse con ese Dios que alguna vez se sintió cerca o que quizás nunca se conoció, pero siempre estuvo ahí.

Estas palabras no son para los perfectos ni para los que se sienten santos. Son para ti, que te preguntas si aún puedes volver. La respuesta es sí. Siempre sí. Porque Dios nunca se ha alejado de ti, aunque tú hayas caminado lejos.

Dios no guarda rencor: su amor es eterno

A veces creemos que Dios está enojado con nosotros. Que después de tantos años de no rezar, de no ir a Misa, de llevar una vida desordenada o incluso de hablar mal de la fe, ya no hay vuelta atrás. Pero eso no es cierto.

La Palabra nos dice:

“Con amor eterno te he amado, por eso prolongué mi misericordia para contigo” (Jeremías 31,3).

Dios no guarda cuentas. Él espera. Como el padre del hijo pródigo, está mirando el horizonte cada día, esperando que demos un paso hacia Él. No importa si llevamos años lejos. El regreso siempre es posible, y siempre es causa de fiesta en el Cielo.

Un paso pequeño es suficiente para empezar

A veces nos paraliza el miedo de no saber cómo volver. ¿Qué tengo que hacer? ¿Por dónde empiezo? La respuesta es sencilla: empieza con un paso pequeño pero sincero.

Quizá puedas comenzar hablando con Él en silencio, en lo más profundo de tu corazón: “Señor, estoy aquí. No sé cómo volver a ti, pero quiero intentarlo”. Esa frase, dicha con sinceridad, abre el Cielo.

También puedes buscar una imagen de Cristo, o de la Virgen, y quedarte en silencio. Aunque no sientas nada. Aunque te parezca que no sabes rezar. Él escucha incluso tus silencios.

El perdón es la puerta del reencuentro

Muchos se alejan de Dios porque sienten culpa. Y cuando se desea volver, esa culpa pesa más: “He fallado tanto. ¿Cómo me va a perdonar?” Pero el corazón de Dios no es como el nuestro. Él no se cansa de perdonar.

Busca el sacramento de la Reconciliación. Ve con un sacerdote. Habla con humildad. No importa cuánto tiempo haya pasado. El perdón no sólo limpia, también abraza y devuelve la paz. Muchos han sentido, tras confesar sinceramente su vida, que un peso inmenso desaparece. Porque el perdón de Dios no es un trámite: es un milagro.

Volver no significa ser perfecto, sino caminar con Dios

No pienses que para acercarte a Dios tienes que haber cambiado por completo. No esperes “arreglar tu vida” para ir a Él porque es con Él que vas a poder transformarte.

Dios camina contigo en tu proceso. Te comprende. Sabe que caerás. Pero también sabe que puedes levantarte. Y quiere estar a tu lado en cada paso.

Rezar, confesarse, ir a Misa, leer el Evangelio… Todo eso ayuda, sí, pero lo más importante es el deseo verdadero de volver a vivir con Dios.

La comunidad ayuda a no volver a alejarse

Acercarse a Dios no es una experiencia solitaria. Busca una comunidad, un grupo parroquial, un espacio donde puedas compartir tu fe, escuchar testimonios, dejarte acompañar. La fe se fortalece cuando se vive en comunión.

Dios sigue llamándote por tu nombre

Si has vivido lejos de Dios, debes saber que Dios no deja de pronunciar tu nombre. Él no se ha olvidado de ti. No importa tu pasado: lo que importa es que hoy puedes volver.

Porque a los ojos de Dios, nunca es demasiado tarde para volver al hogar. Dios te espera con amor, no con reproches.

DEJA UNA RESPUESTA

Please enter your comment!
Please enter your name here