¡El Papa Francisco ha vuelto! Emoción y gratitud por su reencuentro con los fieles

El Papa Francisco envía un mensaje desde el hospital y los fieles lo observan a través de pantallas gigantes en el Vaticano.

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Después de 38 días de incertidumbre, oración y esperanza, este día se llena de alegría para la Iglesia y el mundo: el Papa Francisco ha regresado a su encuentro con los fieles. 

Aquel 14 de febrero, el Santo Padre dejó el Vaticano para ser internado en el Policlínico Gemelli, enfrentando una dura batalla contra una neumonía bilateral. Su estado de salud, a sus 88 años, generó una oleada global de preocupación, alimentada por informes médicos que no ocultaban la gravedad del cuadro clínico.

Pero esos días también estuvieron marcados por una corriente incesante de oración. Desde pequeños hogares hasta grandes catedrales, se elevaron súplicas por la salud del Papa. No sólo católicos, no sólo cristianos. Judíos, musulmanes, personas de otras religiones e incluso quienes no profesan ninguna fe se unieron en pensamiento y plegaria por él. Fue para todos ellos que el saludo de hoy, sencillo pero profundo, ha sido dirigido con especial ternura.

Vivimos con él estos días de fragilidad. Lo acompañamos con el corazón. Y nos emocionamos aquel 6 de marzo cuando, con voz débil pero firme, quiso agradecer a quienes rezaban por él desde la Plaza de San Pedro y desde todos los rincones del mundo. Una primera señal de cercanía que reavivó la esperanza.

La tarde del 16 de marzo nos trajo otra imagen consoladora: el Papa, de espaldas, rezando en la capilla del décimo piso del hospital tras celebrar la misa. Una imagen serena, pero poderosa, que nos hablaba de fe vivida en medio del dolor.

Hoy, el Obispo de Roma está de vuelta. Su bendición, una vez más, nos alcanza desde el corazón del Vaticano. Con la serenidad de quien ha atravesado la prueba confiando plenamente en el Señor, Francisco nos ha recordado —aún desde su lecho de hospital— que la vida tiene valor en cada instante, y que el sufrimiento puede ser testimonio, puede ser Evangelio.

Le agradecemos sus palabras, nacidas del dolor, pero cargadas de luz: que la guerra es aún más absurda vista desde el hospital, que no hay justificación para seguir armando al mundo, que urge orar, trabajar y ofrecer por la paz.

Hoy, la Iglesia celebra no sólo el regreso de su Pastor, sino también el testimonio de un hombre que sigue guiando, aún en la debilidad, con la fuerza del Evangelio.

¡Bienvenido de nuevo, Santo Padre!

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