El CELAM, a través de César Piscoya, resalta que la familia sigue siendo el gran santuario de la vida y debe ser cuidada como espacio de fraternidad y esperanza frente a los desafíos de nuestro tiempo.
Ciudad del Vaticano | 22 de septiembre 2025
En el marco del Encuentro Jubilar y Sinodal para el discernimiento esperanzador sobre el futuro de la Vida y la Familia, César Eduardo Piscoya, asesor del Centro de Programas y Redes de Acción Pastoral del CELAM, destacó la urgencia de mirar con esperanza los grandes desafíos que hoy enfrenta la familia.
Piscoya subrayó que el Papa León XIV alentó a las familias a ser promotoras de vida y de esperanza, con la ayuda del Espíritu Santo, para responder a las dificultades de nuestro tiempo. “La familia enfrenta desafíos grandes, muchas veces pende de un hilo, pero sigue siendo ese lugar donde se aprende la fraternidad social y donde se resguarda la dignidad humana”, expresó.
Entre los principales problemas que amenazan a la vida familiar, señaló el extractivismo, el desempleo estructural, la migración y el tráfico de personas, realidades que hieren profundamente a la primera institución de la sociedad y a esa “Iglesia doméstica” que debe sostenerse con fe y esperanza.
Para Piscoya, cuidar a la familia es un problema público, una responsabilidad compartida que exige respuestas de todos los sectores. “La familia debe ser vista como un santuario que no puede desfigurarse y que hoy reclama resistencia y compromiso inaplazables”, afirmó.
Finalmente, resaltó que construir familia no es solo tarea de esposos y esposas, sino de los hijos y de toda la sociedad. Se trata de un trabajo cotidiano que debe ir acompañado de la acción conjunta de la Iglesia y de organizaciones civiles para generar hogares sostenidos en la esperanza y en el sueño de un futuro mejor.











