En un predicación en el contexto de la Cuaresma titulada «Saber resucitar. La alegría de la Resurrección», el padre Roberto Pasolini, predicador de la Casa Pontificia, nos invita a contemplar la Resurrección de Cristo como una experiencia transformadora de amor que supera las dificultades y renueva nuestras relaciones humanas.
La Resurrección: un acto de amor, no de poder
Pasolini destaca que Jesús, al resucitar, no busca venganza ni culpables por su pasión y muerte. En cambio, se presenta a sus discípulos con humildad y paz, mostrando que la Resurrección es un acto de amor capaz de dejar atrás el resentimiento y el dolor.
Este amor no es insensible al sufrimiento, sino que lo transforma, enseñándonos que quien ama verdaderamente no lleva cuenta de los agravios, porque la alegría de lo vivido supera todo resentimiento.
La importancia de no ofenderse
El padre Pasolini propone adoptar una actitud de no ofenderse ante las dificultades y fracasos. Jesús nos muestra que es posible levantarse después de una gran derrota sin buscar revancha, sino retomando el camino del encuentro con los demás con confianza y apertura.
Permanecer libres en las relaciones más difíciles permite que el perdón auténtico regenere los vínculos desgastados por el tiempo y el pecado.
La verdadera felicidad y la paz interior
La felicidad no depende de las circunstancias externas, sino de la paz con la que acogemos lo que la vida nos ofrece.
Vivir nuestras relaciones con gratuidad y sin expectativas nos libera de la decepción y nos permite ser verdaderamente amables.
La Resurrección nos invita a vivir con esta paz interior, confiando en que aún queda mucho por vivir y descubrir.
Un amor que se transmite
Jesús se manifiesta a sus discípulos mostrando las heridas de su pasión, completamente reconciliado con lo que ha vivido y sufrido. Desea que sus amigos encuentren la paz y no permanezcan encerrados en la culpa.
La historia de Tomás, que busca una experiencia personal y profunda del amor de Cristo, nos enseña que la alegría de la Resurrección pertenece a quienes tienen el valor de no detenerse en una fe hecha de eslóganes e ideas preconcebidas.
En este tiempo de Cuaresma y Jubileo, el padre Pasolini nos anima a vivir la Resurrección como una experiencia de amor que transforma nuestras vidas, fortalece nuestras relaciones y nos guía hacia una comunión más profunda con Dios y con los demás.