En Lucas 12,37 Jesús dice que el señor hará sentar a su siervo y le servirá, sin embargo, más adelante Jesús dice que el siervo no debe esperar que su señor, al regresar del trabajo, lo haga sentarse a la mesa para comer, sino que primero le dirá sírveme y luego comerás tú. ¿Acaso hay contradicción entre estas dos enseñanzas?
Ese discurso parabólico que se ubica en el capítulo diecisiete lucano es la parte del evangelio en qué Jesús ya se encuentra próximo a Jerusalén. El acento de su enseñanza se encuentra donde Jesús dice: “¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que no. Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que les ha sido ordenado, digan: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos”. De esta afirmación se desprende que la vida cristiana es una misión, es un “tener que hacer”.
Los discípulos están subordinados al maestro que es también quien envía para cumplir con un trabajo. Pero, la tentación del enviado es llegar a suponer que, después del esfuerzo y el éxito, se tiene un merecimiento y, entonces, el Señor tuviera que agradecer y “pagar” por el servicio realizado.
La parte parabólica pone el acento en que el siervo siempre será siervo, pero recordemos que estamos en el contexto de la relación del hombre con Dios, del redimido con su redentor. La salvación o la vida eterna nunca será un pago, es una gracia que Dios otorga. La misión bien cumplida más bien es una ocasión de humildad, de sencillez delante del Señor y redentor.
El otro pasaje que podemos comparar con el presente pasaje está en otro contexto. En Lucas 12,37 Jesús está desarrollando un conjunto de enseñanzas dirigidas a confiar en la Providencia de Dios.
Nuestras vidas están en las manos del Padre amoroso y esto es lo que nos lleva a no apegarnos a los bienes materiales y más bien ser generosos. Jesús exhorta a sus discípulos a estar atentos al regreso del Señor, como buenos administradores. El premio a la vigilancia fiel es que el Señor pondrá a su siervo a la mesa y Él mismo le servirá.
Como ya lo hemos notado los contextos temáticos son distintos. La enseñanza, que comentamos primero, acentúa la gratuidad de la salvación y la subordinación. La enseñanza que acabamos de comentar acentúa la generosidad providente del Señor.