El 13 de marzo de 2013, la Iglesia vivió un momento histórico con la elección del Papa Francisco, el primer Pontífice latinoamericano y jesuita, cuyo testimonio de humildad y cercanía con el pueblo ha marcado profundamente su ministerio. Hoy, al conmemorar doce años de su pontificado, elevamos una oración de gratitud a Dios por su vida, su entrega y su incansable amor a la Iglesia.
Desde su primera aparición en el balcón de San Pedro, cuando pidió con sencillez la oración del pueblo antes de impartir su bendición, el Papa Francisco ha sido un reflejo del Evangelio vivido con autenticidad. Su corazón de pastor ha sabido llegar a los más necesitados, a los olvidados, a los heridos de la sociedad, recordándonos que la misericordia es el rostro más hermoso de Dios.
Con una devoción entrañable a la Virgen María, nos ha enseñado a acudir a Ella como Madre que nos guía hacia Cristo. Su amor por la Iglesia se ha manifestado en su llamado constante a la unidad, al diálogo y a una fe vivida con alegría. Su testimonio de sencillez, visible en su estilo de vida y en su forma de gobernar, nos inspira a redescubrir la grandeza de la humildad y del servicio.
En estos doce años, el Papa Francisco ha sido un faro de esperanza, iluminando con su palabra y ejemplo el camino de millones de fieles. Su llamado a la fraternidad, a la justicia social y a la conversión ecológica nos desafía a ser cristianos comprometidos con el mundo que Dios nos ha confiado.
Con un corazón agradecido, elevamos nuestra oración al Señor, pidiendo que lo fortalezca con su gracia y lo sostenga en su misión. Pedimos también la intercesión de la Virgen María, Madre de la Iglesia, para que lo proteja bajo su manto y lo llene de salud y serenidad en su servicio a Cristo y a su pueblo. Que el Espíritu Santo lo ilumine y lo colme de paz.
¡Gracias, Santo Padre, por estos doce años de entrega fiel! Que Dios te bendiga y la Virgen Santísima te cuide siempre.