La Iglesia nos recuerda que la pastoral bíblica no es un lujo ni una actividad secundaria, sino la fuente de toda evangelización, y un paso decisivo para hacerla realidad es dar acceso fácil a la Sagrada Escritura. No basta con afirmar que la Biblia es importante; la tarea concreta de cada parroquia es garantizar que todos los fieles, especialmente los adultos, puedan tenerla en sus manos, leerla y comprenderla.
La Biblia no puede ser un libro de élite
Durante mucho tiempo, la Biblia estuvo asociada a especialistas: sacerdotes, religiosos o académicos. Sin embargo, desde 1965, con el Concilio Vaticano II la Iglesia abrió la puerta para que todo bautizado tenga contacto directo con la Palabra de Dios. Esto significa que la parroquia debe derribar barreras: económicas, culturales y pedagógicas, que a veces impiden a la gente acercarse a la Escritura.
- Barreras económicas: facilitar ediciones populares, accesibles y bien traducidas.
 - Barreras culturales: enseñar a leer la Biblia sin miedo, desmitificando la idea de que es un libro “difícil”.
 - Barreras pedagógicas: acompañar a los adultos en un proceso gradual de lectura, con explicaciones claras y recursos prácticos.
 
La Palabra en el corazón de la vida adulta
Los adultos viven una fe marcada por las exigencias de la familia, el trabajo y la vida social. Para ellos, el acceso fácil a la Biblia no significa solo tener un ejemplar en casa, sino encontrar en la parroquia caminos concretos para leerla y comprenderla:
Esos caminos para que los adultos puedan tener tiempo y motivación para leer la Biblia pueden ser muchos, pero aquí proponemos tres:
- Círculos bíblicos parroquiales donde se lea un pasaje y se dialogue sobre su aplicación a la vida cotidiana.
 - Escuelas bíblicas con formación progresiva, que ayuden a profundizar en los géneros literarios, contexto histórico y mensaje teológico.
 - Uso de medios digitales: aplicaciones, podcasts, sitios web o transmisiones que acerquen la Palabra a quienes tienen menos tiempo.
 
Evitar el riesgo de distanciarse
Una pastoral bíblica que no garantiza acceso a la Escritura corre el riesgo de mantener a los fieles en una fe repetitiva, centrada en oraciones memorizadas pero sin contacto vital con la Palabra.
Esto abre espacio para que otras corrientes religiosas —a menudo con gran énfasis bíblico— capten a católicos mal formados. La mejor defensa no es prohibir, sino formar y ofrecer la Biblia de manera accesible y comunitaria.
Catequistas y líderes como puentes
El papel de los catequistas de adultos y de los líderes parroquiales es clave para que los fieles se acerquen de manera explícita y directa a la Palabra de Dios. Ese papel de líderes y catequistas se puede resumir en tres aspectos:
- Ser puentes entre la Biblia y la vida de las personas.
 - Animar a los adultos a perder el miedo a leer y descubrir que la Palabra ilumina sus problemas concretos.
 - Promover una espiritualidad bíblica que acompañe cada momento de la vida cristiana: oración, liturgia, misión.
 
Es muy importante que en la pedagogía de la pastoral bíblica se comprenda que no es conveniente saturar a los fieles de citas y pasajes, sino dosificar la lectura de tal manera que el lector la sienta digerible, interesante y sobre todo inspiradora para acercarse más a Dios y su Palabra.
El primer paso para una pastoral bíblica auténtica es abrir las puertas de la Escritura a todos. Que cada parroquia se convierta en un espacio donde la Biblia sea accesible, cercana y vital, no un libro decorativo en un estante. Sólo así la Palabra se hará carne en la vida de los creyentes y la comunidad crecerá en una fe madura.
            










