En muchas parroquias, la catequesis suele identificarse con la preparación para la Primera Comunión o la Confirmación de los niños. Sin embargo, la Iglesia ha insistido en que la catequesis de adultos es la forma principal de la catequesis (Directorio General para la Catequesis, 59). Esto significa que la vida parroquial necesita espacios formativos que ayuden a los adultos a madurar en la fe, y en ese proceso la pastoral bíblica juega un papel insustituible.
La Biblia: fundamento de la catequesis de adultos
La fe adulta requiere de una formación sólida, no de fórmulas aprendidas en la infancia. Los adultos necesitan confrontar su vida, sus problemas y sus responsabilidades familiares y sociales con la Palabra de Dios, descubriendo en ella orientación y fuerza.
Una pastoral bíblica parroquial ofrece la oportunidad de que hombres y mujeres aprendan a leer, meditar y discernir la Escritura en comunidad, iluminando desde allí su vida cristiana.
Pastoral bíblica no es un grupo, es un eje
Con frecuencia se piensa en la pastoral bíblica como “un grupo más” dentro de la parroquia. Sin embargo, el Magisterio ha recalcado que debe ser el eje transversal de toda acción pastoral.
No se trata de sumar un club de estudio de la Biblia, sino de impregnar con la Palabra de Dios la catequesis de adultos, la pastoral familiar, la pastoral social y la vida litúrgica. La Biblia no está al margen: debe ser la fuente y la savia de todo.
La comunidad adulta como intérprete de la Palabra
La experiencia muestra que muchos adultos católicos apenas conocen textos aislados de la Escritura, y que a menudo carecen de criterios para interpretarla correctamente.
Una pastoral bíblica parroquial ofrece espacios de lectura comunitaria, donde los adultos no se limitan a escuchar sino que dialogan con el texto, iluminan la vida personal y social con la Palabra y aprenden a hacerlo en fidelidad a la tradición de la Iglesia. Así se evita el riesgo de interpretaciones individualistas y se fortalece la comunión eclesial.
Responder a los desafíos de hoy
El mundo adulto enfrenta retos concretos: la familia, el trabajo, las crisis personales, la vida política y social. La pastoral bíblica debe ayudar a leer esos desafíos a la luz de la Palabra.
No basta con una catequesis de doctrinas abstractas; los adultos necesitan descubrir cómo la Escritura ofrece caminos para vivir la fe en la vida real. Por eso, cada parroquia debe ofrecer procesos formativos bíblicos permanentes, más allá de los tiempos sacramentales.
Un llamado a los catequistas y líderes
- Catequistas de adultos: no pueden limitarse a transmitir contenidos doctrinales, deben ser animadores bíblicos capaces de guiar la lectura creyente de la Escritura.
- Consejos pastorales: deben impulsar proyectos bíblicos que lleguen a todos los ambientes de la parroquia.
- Laicos formados: están llamados a ser multiplicadores de la Palabra en sus familias, trabajos y comunidades.
Una parroquia sin pastoral bíblica es como una casa sin cimientos. La catequesis de adultos, la pastoral social y la vida litúrgica se sostienen y crecen en la medida en que se alimentan de la Escritura.
Por eso, cada parroquia está llamada a poner en marcha una pastoral bíblica seria, constante y organizada, para que la Palabra de Dios ilumine de verdad la vida de los creyentes adultos y transforme la comunidad.











