¿Qué significa para nosotros los católicos la Última Cena?

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La Última Cena no fue simplemente una comida de despedida entre amigos. Para nosotros, los católicos, fue uno de los momentos más sagrados y decisivos de toda la historia de la salvación. En ella, Jesús no sólo compartió pan y vino con sus apóstoles, sino que instituyó un regalo que cambiaría para siempre la manera en que Él estaría presente entre nosotros: la Eucaristía.

Un amor que se entrega

En la Última Cena, Jesús nos mostró el culmen de su amor: “Habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo” (Jn 13,1). En esa cena, anticipó su muerte, su sacrificio en la cruz, y nos dejó un memorial vivo de ese acto redentor. Nos dio su Cuerpo y su Sangre bajo las apariencias del pan y del vino.

Este gesto no fue simbólico: fue real. Jesús dijo: “Esto es mi Cuerpo… esta es mi Sangre…” (cf. Mt 26,26-28). No dijo “esto representa”, sino “esto es”. Y por eso, cada vez que participamos en la Santa Misa, no sólo recordamos la Última Cena: la revivimos sacramentalmente. Estamos en comunión con ese mismo sacrificio de amor.

La Eucaristía: presencia viva de Cristo

Para nosotros, la Última Cena significa que Jesús se queda verdaderamente con nosotros. No nos dejó huérfanos. Está presente en el Sagrario, en cada Eucaristía, en cada Misa celebrada en cualquier rincón del mundo. Se ofrece nuevamente al Padre por nosotros y nos alimenta para el camino.

Recibir la comunión no es sólo un acto devocional. Es entrar en una unión profunda con Cristo, que nos transforma desde dentro, que nos sana, que nos fortalece. Es el alimento del alma.

Una llamada a la comunión fraterna

En esa Cena también Jesús lavó los pies a sus discípulos (Jn 13,5), enseñándonos que amar como Él amó significa servir, perdonar, acoger al hermano. Participar de la Eucaristía nos compromete a vivir en comunión con los demás, a ser humildes, a tender la mano al prójimo.

La Última Cena no es un recuerdo del pasado. Es el inicio de una presencia perpetua. Es el momento en que Jesús se dio por entero a nosotros y nos pidió hacer lo mismo: amarnos, servirnos, vivir en unidad.

Cada Misa es una nueva Última Cena, cada comunión es un encuentro real con Cristo vivo.

¿Qué significa la Última Cena para ti?

Tal vez hoy sea un buen día para acercarte al Sagrario, sentarte un momento con Jesús y agradecerle este don infinito de su amor.

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