Razones bíblicas para la formación cristiana

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Todo cristiano necesita capacitarse para conocer, entender, amar y servir a Dios.

El propósito fundamental de la formación cristiana es perseverar en tu crecimiento espiritual. Jesús dijo: Escrito está: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios” Lucas 4:4.

En Colosenses 2:6-7 dice “Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él, arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias”.

La primera razón para la formación cristiana es que todo cristiano necesita capacitarse para conocer, entender, amar y servir a Dios. 

Conocer y Entender:

Así ha dicho Jehová:«No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que haya de alabarse:en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra, porque estas cosas me agradan, dice Jehová». Jeremías 9:23-24 (VRV)

Amar:

Acercándose uno de los escribas, que los había oído discutir y sabía que les había respondido bien, le preguntó: 

–¿Cuál es el primer mandamiento de todos? Jesús le respondió: 

–El primero de todos los mandamiento es: “Oye, Israel: el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. Este es el principal mandamiento. El segundo es semejante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay otro mandamiento mayor que estos. Marcos 12:28-31 (VRV)

Servir:

No os angustiéis, pues, diciendo: “¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?”, porque los gentiles se angustian por todas estas cosas, pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas ellas. Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Mateo 6:31-33 (VRV)

Segunda Razón para la formación cristiana: Todo cristiano necesita capacitarse para no decaer espiritualmente.

La falta de conocimiento de Dios puede destruir nuestra vida: Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; puesto que olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos. Oseas 4:6

Ignorar nuestra herencia desobediente proveniente de Adán y Eva y de nuestros antepasados también nos destruye: Sabemos que la Ley es espiritual; pero yo soy carnal, vendido al pecado. 

Lo que hago, no lo entiendo, pues no hago lo que quiero, sino lo que detesto, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la Ley es buena. De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que está en mí.  Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no habita el bien, porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.  Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que está en mí.

Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí, pues según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros.

¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? ¡Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro! Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, pero con la carne, a la ley del pecado. Romanos 7:14-25

Tercera razón para la formación cristiana: Todo cristiano necesita capacitarse para dar a conocer al Señor Jesucristo a otros.

Al contrario, santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros. 1 Pedro 3:15

Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable. Vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, ahora sois pueblo de Dios; en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, ahora habéis alcanzado misericordia. 1 Pedro 2:9-10

¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicarán si no son enviados? Como está escrito: «¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!». Pero no todos obedecieron al evangelio, pues Isaías dice: «Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?». Así que la fe es por el oir, y el oir, por la palabra de Dios. Pero yo pregunto: ¿Acaso no han oído? Antes, bien, «Por toda la tierra ha salido la voz de ellos y hasta los fines de la tierra sus palabras».  

También pregunto: ¿No ha conocido esto Israel? Primeramente Moisés dice: «Yo os provocaré a celos con un pueblo que no es pueblo; con pueblo insensato os provocaré a ira». E Isaías dice resueltamente: «Fui hallado por los que no me buscaban; me manifesté a los que no preguntaban por mí». Pero acerca de Israel dice: «Todo el día extendí mis manos a un pueblo desobediente y rebelde».

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