The Chosen ha captado la atención de millones de personas en todo el mundo. Es una serie visualmente bien lograda, con actuaciones que despiertan empatía y un ritmo narrativo atractivo. Sin embargo, también plantea un reto importante: ¿qué tanto se parece esta representación de Jesús y sus discípulos al relato bíblico? ¿Y qué tanto se aleja?
Curiosamente la serie es producida por en colaboración evangélica y mormona. Con la actuación central de Jonathan Roumie como Jesús de Nazaret, un católico convertido ya en su edad adulta. Aunque inicialmente fue bautizado en la Iglesia Ortodoxa, se convirtió al catolicismo después de mudarse a los suburbios de Nueva York
Entre la inspiración y la ficción
Lo primero que hay que decir es que The Chosen no es una narración bíblica, sino una dramatización inspirada en los evangelios. Se basa en personajes y hechos reales descritos en las Escrituras, pero construye alrededor de ellos una historia ficticia, con diálogos, situaciones personales, emociones y relaciones que no aparecen en el texto sagrado.
En muchas ocasiones, la serie toma libertades creativas para hacer a los personajes “más humanos” y generar una conexión emocional más fuerte con el espectador. Y aunque esto puede ayudar a acercar el mensaje evangélico a públicos que no suelen leer la Biblia, también puede dar pie a grandes confusiones.
Los productores de “The Chosen” son principalmente cristianos evangélicos. El creador y director principal, Dallas Jenkins, es un cristiano evangélico conservador. También hubo consultores de la serie de diversas denominaciones cristianas, como un rabino judío mesiánico, un sacerdote católico y un profesor evangélico de estudios bíblicos
Cuando la ficción oscurece la verdad
El riesgo no es pequeño. Cuando una serie mezcla hechos verdaderos con elementos ficticios, el espectador no siempre distingue uno de otro. Por ejemplo, hay escenas en The Chosen donde Jesús hace bromas o donde algunos apóstoles se presentan como personas problemáticas o temperamentales. Lo más delicado es que proyecta atributos bíblicamente imposibles como cuando Mateo revisa, critica y corrige el sermón de la montaña antes de que Jesús los pronuncie.
Aunque la intención es humanizar, también puede diluir la santidad y profundidad que los evangelios presentan con sobriedad.
La Biblia no nos oculta la fragilidad de los discípulos, pero tampoco entra en dramatismos o sentimentalismos. La Palabra de Dios es directa, profunda, y al mismo tiempo misteriosa. The Chosen, en cambio, se mueve en el terreno de la emoción, del diálogo contemporáneo, del guion televisivo. Y eso es comprensible… pero no es la Biblia.
Discernir sin despreciar
¿Significa esto que no se deba ver The Chosen? No necesariamente. Puede ser un buen punto de partida para reflexionar o para motivar a quien nunca se ha acercado al Evangelio. Pero como católicos, debemos recordar siempre que la fe se alimenta de la Palabra revelada, no de interpretaciones artísticas.
Si alguien queda impresionado por la serie, lo mejor que puede hacer es ir a la fuente: leer los evangelios, acercarse a la Iglesia, participar de los sacramentos, dejarse formar. The Chosen puede tocar el corazón, pero sólo Cristo, vivo y presente en su Palabra y en la Eucaristía, puede transformarlo.
Conclusión
The Chosen no es la Biblia, y no debe tomarse como tal. Es una serie bien producida que puede inspirar, pero que también requiere discernimiento. Agradezcamos lo bueno que tiene, pero volvamos siempre a lo esencial: la fe no nace del entretenimiento, sino del encuentro personal con Cristo en la verdad de su Palabra.